Escribe: Raúl Cornejo Coa.—
Durante las últimas acciones de protesta realizadas en la ciudad de Iquitos, se volvió a efectuar la quema de llantas en las calles. Nuevamente se vio a los “pacíficos” manifestantes, quienes provistos de palos incrustados con clavos en sus extremos y en medio de un marco de llamas de fuego, denso humo negro y botellas de vidrio rotas regadas en las pistas, reclamaban y exigían, sin importarles el gran daño que causaban al medio ambiente.
Considero por tanto como un deber ciudadano informar a estos señores manifestantes que, la quema de llantas origina elevados niveles de contaminación del aire, ya que su combustión genera emanación de gases que contienen sustancias tóxicas como: dióxido de carbono, azufre, compuestos clorados y otros elementos químicos; estos elementos además se desplazan por el aire como partículas en suspensión, las cuales se van depositando en las pistas, en los objetos, en los ojos y en la piel de las personas que inclusive las absorben al respirar.
El humo toxico o los gases provocados por la quema de llantas, afectan la salud física de los mismos causantes, así como de las demás personas que no forman parte de las protestas. Principalmente atacan al sistema respiratorio humano, dando lugar a la aparición inmediata o progresiva de enfermedades bronco-respiratorias, ahogos, asma y hasta cáncer pulmonar. También generan afecciones a la piel, ojos e inclusive insuficiencias cardiacas.
Escrito el 3 de junio de 2009, en la ciudad de Iquitos – Perú- Sud América
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